Elegante rusticidad
Vuelvo a tu buzón después de unas semanas de descanso. Las vacaciones de Navidad sirvieron para desconectar y disfrutar en familia. El mes de enero ha sido muy intenso en cuanto a trabajo y formación. He aprovechado para empezar a leer uno de mis regalos navideños: Ruta de los vinos franceses: Atlas de los viñedos de Francia, que hace meses vi recomendar a Ruth Troyano. También he intentado catar cosas nuevas y he tenido buenas experiencias que te contaré en las próximas semanas.
Hoy quiero hablarte de una variedad de uva que produce vinos que me encanta maridar con música. Es una uva relativamente abundante en España y Francia, pero que no es muy conocida y tiene fama de tosca o dura. No es otra que la cariñena, conocida también como mazuelo (en Rioja), carinyena o samsó (en Catalunya) o carignan en Francia. Habitualmente se combina con otras variedades como tempranillo o garnacha. No obstante, cuando está sola y bien elaborada, su rusticidad se convierte en elegancia.
Desde hace años busco y pruebo vinos de esta variedad. Como quizá sabes, tengo predilección por zonas mediterráneas como Priorat o Côtes du Roussillon (Languedoc-Roussillon). Fue precisamente un vino de esta zona el que me hizo tener una epifanía acerca de la cariñena. Hace ya unos cuantos años, en una cata colectiva, tuve la suerte de tropezarme con un vino de Cyril Fhal. Por aquel entonces no sabía quién era. Produce en su bodega Clos du Rouge Gorge, en la zona de Perpiñán, garnachas, macabeos y un vino especial y único elaborado con sus Vieilles Vignes (viñas viejas de más de 100 años). Este vino, muy complejo en nariz, inicialmente rústico en boca, pero larguísimo, elegante y envolvente, fue uno de los que me marcaron para empezar a maridar vinos y música. Hoy en día es muy difícil encontrar alguna botella para comprar. En la búsqueda de este estilo de vinos, he catado varias etiquetas de gran interés y que combinan muy bien con la lista que te propongo hoy.
Hoy maridamos…
Te propongo unos cuantos vinos para maridar con música lenta, grave, con predominio de registros bajos (con el violonchelo a la cabeza), bastante de Bach. Para mí, la cariñena es casi sinónimo de los tiempos lentos de las Suites para violonchelo de J. S. Bach. Empiezo con un vino muy agradable de beber, aunque debes dejarlo respirar en la copa –como la mayoría de este tipo de vinos–. Se trata de Era 2019, del Celler de l’Era (Montsant), una carinyena con paso por barrica, muy bebible a la par que rústica. Otra opción con un perfil menos trabajado y más económica sería Cayrol, de Domaine Lafage (VDP des Côtes Catalanes-Llenguadoc-Roselló). Tengo pendiente probar Parató Samsó “Gran vi de mas” (vinya vella “Les Perdius”), un samsó del Penedés en la nueva línea de búsqueda de identidad de la zona. Por último, te dejo mi recomendación en la línea de la cariñena de Fhal: Comabruna, de Celler Espelt, un vino muy robusto, estructurado y largo. Es un tipo de vino que, a pesar de su graduación, uno no se cansa de beber y, si es con música, mejor.
Para finalizar esta carta, vuelvo a agradecerte tu tiempo de lectura y, si lo compartes con amigos, aún más. Varias personas me han preguntado dónde pueden comprar los vinos. Si los tiene la tienda de tu barrio, es un buen lugar para hacerlo. Aunque sea un poco más caro, estarás apoyando su negocio y ayudando a que pueda organizar catas temáticas y otras actividades. Si prefieres comprar por internet, existen tiendas especializadas como Bodeboca o Décantalo. Puedes dejar tus opiniones y sugerencias en los comentarios. Te escribo pronto.